domingo, 17 de abril de 2011

La adaptación al cambio en entornos internacionales: ¿Cuestión de oportunidad o razón de supervivencia?




La empresa no se pueden quedar observando y dejar que las cosas sucedan sin nada que hacer. Esta actitud puede acarrear inseguridad en cuanto al futuro de la propia organización


Empresa y Comercio Exterior: Los Retos surgidos de la Crisis

La crisis global actual está suponiendo un reto para las empresas que deben cambiar su estrategia comercial y adaptarse a las necesidades de sus cliente internacionales En definitiva, innovar, reinventarse y adaptarse al cambio del nuevo entorno para salir fortalecidos.

No cabe duda de que todos los sectores empresariales están teniendo que afrontar una etapa tremendamente compleja que está poniendo a prueba sus capacidades. Algunos expertos coinciden en que lo peor ya ha pasado y en que debemos esforzarnos más que nunca para regresar a la senda de la no deberíamos habernos salido.

Sin embargo, para otros lo que hemos visto hasta ahora es sólo la punta del iceberg. En cualquier caso, lo más conveniente será estar preparado ante lo que aún pueda estar por llegar.

Hay que ajustar las Metodologías y la Estretégia

Al profundizar en el análisis de la situación actual se observa un gran ajuste en la metodología y en la propia concepción de los productos y servicios ofrecidos. Las necesidades de los clientes han cambiado para adaptarse a las nuevas exigencias del entorno global, de una sociedad en crisis que pone sus propias reglas. Ahora, las demandas del público están dirigidas, por encima de todo, a economizar recursos, prescindiendo de lo prescindible y tratando de sacarle el máximo partido a cada nueva adquisición.

Por ello, es más que recomendable para las compañías realizar un esfuerzo extra que les permita acercarse más a los clientes y conocer en mayor profundidad sus verdaderas preocupaciones e inquietudes. Es por esto que no debemos caer en el error de dar el partido por perdido, porque ‘la crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. […] Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado’, según declaró el visionario y Premio Nobel de Física Albert Einstein.

Un ejemplo de cómo se puede ser pro-activo incluso en tiempos difíciles lo encontramos en aquellas empresas que, de forma más o menos directa, han decidido plantearse el momento actual como una oportunidad, y no como una pega, mediante un cambio en sus concepciones de producto, a través de la adaptación de sus cuotas a la realidad del mercado y mediante la personalización de sus ofertas para poder adecuarlas a cada caso.

Debemos ser concientes de que la adaptación al cambio es, y sigue siendo, una máxima en la naturaleza, en nuestro entorno y en nuestra propia vida, ya sea personal o profesional. Y la supervivencia depende de nuestra capacidad de adaptación y del potencial para reinventarnos, sin perder nuestra esencia, lo que nos diferencia del resto y lo que nos ha permitido llegar a ser lo que somos. Una regla básica para todos aquellos que quieren seguir existiendo y compitiendo en un mundo en constante cambio que requiere acciones innovadoras, pero coherentes.

Como compañía, debemos ser capaces de dar a conocer nuestro valor añadido, ya que la valoración que hacemos de una empresa no sólo debe depender de los resultados económicos del último año —2008 no ha sido precisamente un año de opulencia y buenos resultados— sino de su trayectoria, de su capacidad de compromiso, de su profesionalidad y de su deseo de innovar.

La situación actual, más complicada de lo que muchos previeron, supone un reto de proporciones colosales para aquellas empresas que han basado su crecimiento en una estrategia frágil y poco congruente, ya que podría venirse abajo como una casa de naipes a la mínima contrariedad. Por esta razón, la clave para la superación de este duro proceso de selección empresarial, sea en el sector que sea, no está en lograr unos resultados óptimos en una campaña, un dato sin importancia de no acompañarse por un progreso continuado y constante, sino en el potencial para desafiar y resistir a situaciones inesperadas mediante una respuesta rápida y eficaz. Ése es el verdadero valor de una compañía.

Conclusiones

Estamos en disposición de afirmar que esta época turbulenta será decisiva y enormemente beneficiosa para aquellas empresas que tomen el contexto global actual como una oportunidad para demostrar su talento, su creatividad y su "saber hacer" para que, como bien decía Einstein, podamos salir fortalecidos.

Fuente: Vicente Martínez

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